Con contenidos de frutas sobrepasando a menudo los 60%, los sorbetes proponen la quintaesencia de las aromas. Sin colorantes, sin aditivos ni aromas añadados, las frutas son seleccionadas con exigencia y la mayoría provienen de cooperativas francesas, privilegiando los circuitos cortos. Y para sorprender en esta paleta clásica, un sorbete de dos chocolates...